Leer es un arte con múltiples lenguajes. No solo se lee la letra escrita o impresa, se lee todo lo que nos rodea. En el segundo taller presencial de Maletines Viajeros de este año, realizamos un interesante ejercicio de escritura llamado Autobiografías lectoras, del cual vamos a publicar una selección en dos reportajes gráficos, aquí está el primero.
Escribir es su gesto complementario. La escritura es en gran medida traer a la conciencia esas lecturas personales, con las formas únicas de ver el mundo. Por ello, para pensar en la escritura primero nos miramos hacia dentro, despertamos en la memoria aquellas voces que nos sirven de espejo, aquellas imágenes que nos ayudaron a cuestionar el pensamiento y a construir nuevas posturas, adoptar ideas.
En la experiencia docente no podemos olvidar las posibilidades de la voz: el poder de los susurros, los silencios, los pregones, los suspiros, los sonidos entrecortados del llanto. Nuestra vida debe llegar al aula para enriquecerla pues es ahí que creamos los vínculos con quienes nos rodean.
Los lenguajes audiovisuales son parte de los acervos que impactan las lecturas que hacemos del mundo. Cuando vemos una producción, sea de televisión, cine o, en la actualidad plataformas y redes sociales, también leemos sus contenidos, nos impactamos con las imágenes, sufrimos con los protagonistas, nos identificamos con tal o cual historia, lugar o parlamento.
El acto de leer es encontrar las relaciones, explorar las posibilidades y los vasos comunicantes que nos tejen como seres simbólicos. Sin dejar de dar importancia, claro está, la lectura de libros, en especial de literatura.
Artículo de Alma Fernandez. Poeta, narradora oral y docente.