Lectura y escuela: Pre- textos para leernos y leer el mundo

14 julio 2022 / By Walid Pimienta

Leo, leo ¿Qué lees?

 

En algún lugar de un libro, hay una

frase esperándonos para darle un

sentido a nuestra existencia.

Cervantes

 

Luego del hogar, la escuela es un espacio vital para el desarrollo humano y social, percibida como la familia extendida de todos los que tenemos la fortuna de compartir en algún momento esa experiencia. Maestros, maestras, estudiantes, padres y madres de familia.

Es por esto que se entiende el aprendizaje como un proceso permanente, desde los primeros momentos de vida, donde estamos haciendo constantes lecturas, leemos a los otros y a todo lo que nos rodean, gestos, imágenes, gráficos, palabras, texturas, sonidos, lugares, personas, silencios. Cada cosa que nos rodea es una oportunidad para leer, descifrar, analizar y compartir experiencias.

De esta manera, cuando nos centramos en la escuela y el aula, el acto de enseñar no es algo de menor valor, en palabras de Freire: “enseñar no puede ser un simple proceso, como he dicho tantas veces, de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Transferencia mecánica de la que resulta la memorización mecánica que ya he criticado. Al estudio crítico corresponde una enseñanza también crítica, que necesariamente requiere una forma crítica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto”.

Dándole entonces sentido a todo lo que leemos, pues nos permite, a medida que se complejizan las lecturas, tener herramientas de aprendizaje para la vida y no solo conocimientos básicos en diferentes áreas. El sentido de leer se reconoce en tres aspectos fundamentales, leer por placer, leer para tener conocimiento, leer para comprender el mundo, de este modo, en palabras de Graciela Montes en su texto La gran ocasión, “leer vale la pena… Convertirse en lector vale la pena… Lectura a lectura, el lector –todo lector, cualquiera sea su edad, su condición, su circunstancia…– se va volviendo más astuto en la búsqueda de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de tramas más sutiles. Lectura a lectura, el lector va construyendo su lugar en el mundo”.

Hay entonces una suerte de exploración lectora, que, en los mejores escenarios escolares, es guiada por maestras y maestros que se fortalecen como mediadores de lectura, acompañando y permitiendo en sus aulas, dicha exploración. Sin embargo, es necesario también preguntarnos desde ese acompañamiento, qué tipos de textos queremos leer nosotros como lectores y mediadores, qué lecturas recomendar y trabajar con nuestros estudiantes para motivar y mediar en sus procesos de lectura y acercamiento al libro.

Es por eso, que vale la pena tener presente al antropólogo y bibliotecario peruano Alfredo Mires, que reivindica y pone en dialogo el contexto comunitario– sobre todo rural- con los libros y la lectura. Nos invita entonces a volver al inicio, a nuestra identidad, a los que somos y lo que nos rodea y nos hace preguntarnos “¿En qué medida la lectura que promocionamos genera leales compenetraciones con los espacios en los que nos hallamos?, ¿en qué proporción las filiaciones comunitarias pueblan los libros que difundimos? ¿de qué manera nos adherimos –como renovados–, a nuestra tierra, gracias a las lecturas que compartimos?”

Preguntas que no solo nos llevan a la pertinente reflexión sobre nuestro contexto, sino también a revisar cómo dirigimos la mediación lectora teniendo en cuenta las necesidades, intereses y problemáticas de ese contexto.

Por lo que, finalmente, traemos a Graciela Montes nuevamente, cuando se habla del proceso lector y el logro de que aquellos a los que acompañamos en la mediación lectora, logren adentrarse por completo al maravilloso mundo de los libros, convirtiéndose así en lectores, y esto lo hace al afirmar lo siguiente: “se trata de ayudar a construir lectores, justamente, es decir sujetos activos, curiosos, capaces de ponerse al margen y vérselas a su manera con un texto, no se puede pensar en una dádiva, o una administración, sino más bien en una habilitación para la experiencia. Dar ocasión para que la lectura tenga lugar. Garantizar un espacio y un tiempo, textos, mediaciones, condiciones, desafíos y compañía para que el lector se instale en su posición de lector, que, ya vimos, no es mansa, obediente y automática, sino personal, audaz, expectante…, y haga su lectura”. La vida es de cualquier manera, la gran ocasión para ser lectores y acompañar a otros para que también se conviertan en lectores.

 

Artículo escrito por Mariana Posada Ramírez : Socióloga, especialista en Desarrollo social, con experiencia enfocada en el trabajo comunitario, en procesos de promoción de lectura y bibliotecas; desarrollando trabajos de capacitación, talleres, charlas y/o acompañamiento a la comunidad en proyectos sociales, artísticos y culturales.

 

Bibliografía

La gran ocasión. Graciela Montes

Cartas a quien presente enseñar. Paulo Freire

https://www.casadelaliteratura.gob.pe/alfredo-mires-ortiz-premio-casa-la-literatura-peruana-2021/