El exilio es parte de mí. Cuando vivo en el exilio llevo mi tierra conmigo. Cuando vivo en mi tierra, siento el exilio conmigo.
Mahmud Darwish
La literatura es el gran escenario de la vida. En el territorio poético y narrativo se han desarrollado muchas de las grandes obras artísticas de la humanidad. La literatura tiene su arraigo en la vida misma, por mucho que intente escapar e inventar otras realidades, aunque nos remita al pasado o al futuro, la ficción literaria está atravesada por las problemáticas humanas.
Leer siempre es un riesgo. Implica concentración, esfuerzo, interpretación, sentido. La experiencia de leer está conectada con la manera como nos vinculamos con lo leído. Por eso precisamente, en la lectura podemos encontrar asuntos que nos incomoden, que nos hagan cuestionar nuestra manera de pensar, temas que nos hacen sentir el dolor, la guerra, el miedo, la tristeza y muchas otras emociones y situaciones.
La historia de la humanidad y, por tanto, la historia de la literatura está marcada por el viaje y la migración. Viajan los pájaros, viaja el viento, viajan las ideas, viaja el pensamiento. Viaja el tiempo y la tierra. Todo es cambio y movimiento. Viajar es movernos y en cada movimiento hay un cambio, aunque apenas perceptible. Desde la literatura podemos abordar la idea del viaje en diversos sentidos y representaciones: viaje como camino, viajar para ir de paseo, el viaje como la gran metáfora de la lectura, viajar para migrar…
Un agitar de alas, un pasar las páginas, un paso, dos… Un viaje que no siempre es por placer, un viaje que puede implicar no trasladarse de lugar físicamente; viajes que requieren la imaginación, viajes que suponen esfuerzo, viajes que suponen la búsqueda de nuevas oportunidades y mejores condiciones de vida. Viajes para huir, para esconderse, para salvarse.
¿Cómo viajar?, ¿a dónde viajar?, ¿acaso somos como pájaros? En Maletines viajeros nos pensaremos como pájaros viajeros, como aves migratorias, y levantaremos vuelo, alzaremos la mirada, y la extenderemos sobre el universo literario. ¿No hemos viajado todos? Así sea una vez, ¿no nos hemos cambiado de barrio, de colegio, no hemos ido en vacaciones donde familiares? ¿No tenemos un familiar que salió del país o de la ciudad buscando nuevas oportunidades?
Y entonces viajar ya no es tan divertido… Viajar no siempre es un placer. Migrar, irse, quedarse, esconderse, escapar, cambiar, estacionarse. Si me voy, ¿Qué me llevo conmigo? Anclarse, arraigarse, árbol, raíz semilla. Cambio, mutación, soledad, estancamiento… La migración en la literatura, como en la vida, es la expresión de la condición humana. ¿Y qué pasó con los nómadas? Aquellos viajeros caminantes que nos antecedieron. El riesgo. Nuevas fronteras, otros territorios y geografías, lo nuevo, lo diferente. Lo otro, aquello que no soy yo… ¿Dónde está mi hogar? ¿Qué es un hogar?
Viajar, caminar, migrar, refugiarse, exiliarse… Una casa. Un lugar en el mundo para estar. Viajan los pájaros, viaja el viento, viajan las ideas, viaja el pensamiento. Viaja el tiempo y la tierra. Desde siempre hemos sido viajeros. Buscamos un lugar para asirnos a este mundo, para resguardarnos. La literatura puede ser ese lugar para estar. Un libro puede ser una casa que me cobija y me resguarda. Puedo viajar con los libros, conocer otros lugares, acercarme a otras culturas.
Leer es como volar, leer es una invitación a levantar la mirada y extenderla sobre el ancho mundo. Leer es arriesgarnos a tomar el mayor vuelo, el más significativo viaje: un viaje interior que nos conecta con la esencia más vital y más plena de la experiencia humana.
Por: Anabell Posada Ramírez, promotora de lectura.