Celebrar la palabra: lectura y escritura como prácticas vivas en la escuela

22 junio 2022 / By Walid Pimienta

¿Quién no merece recibir palabras? Liliana Bodoc

Leer no es descifrar. Escribir no es copiar. Emilia Ferreiro

 

Escrito por:  Anabell Posada Ramírez, promotora de lectura.

 

¿Qué es leer y escribir?, actualmente ¿cómo se llevan a cabo estas prácticas en la educación?, ¿propicia la escuela el ejercicio pleno de estas prácticas? En el ensayo Leer y escribir en un mundo cambiante la experta Emilia Ferreiro expone de manera general la historia de estas dos acciones y plantea lo siguiente: “Los lectores se multiplicaron, los textos escritos se diversificaron, aparecieron nuevos modos de leer y nuevos modos de escribir. Los verbos “leer” y “escribir” habían dejado de tener una definición inmutable: no designaban (y tampoco designan hoy día) actividades homogéneas. Leer y escribir son construcciones sociales. Cada época y cada circunstancia histórica da nuevos sentidos a esos verbos.”

Un primer punto de partida podría ser preguntarnos ¿qué es leer y escribir para mí y para mi institución educativa?, ¿cómo son ejercidas estas acciones diariamente?, ¿hay alguna diferencia en la manera como se desarrollaba la lectura y la escritura hace cinco años, 10 años, 20 años, a como se desarrolla ahora? Si bien hubo cambios en la manera de concebir estas prácticas, pues son actividades que van mutando con el tiempo, según la especialista Emilia Ferreiro, no basta con la democratización de la educación, ni el establecimiento de la educación pública para garantizar el acceso al derecho de leer y escribir, pues todavía hoy la escuela se limita, en gran medida, a transmitir una técnica donde leer y escribir tiene mucho que ver con una obligación.

En este orden de ideas, incorporar a los estudiantes a la cultura de lo escrito es uno de los retos de la escuela. Que niños, niñas y jóvenes lleguen a ser miembros de la comunidad de lectores y escritores es una labor ineludible. Repensar las acciones de leer y escribir como parte de la vida y no como actos aislados que solo suceden dentro del aula de clase, es una cuestión urgente. Se lee y se escribe para la vida, no exclusivamente para el ámbito escolar.

En este sentido, toda práctica educativa debe permanentemente reflexionar sobre la forma como se lleva a cabo el leer y escribir, no solo desde el área de lenguaje sino desde todas las áreas y todos los grados. A maestras y maestros les corresponde buscar espacios de encuentro donde dialoguen y compartan experiencias, conceptos, teorías, en relación a la lectura y a la escritura y la manera como éstas deben ser incorporadas y orientadas dentro de la institución educativa.

Delia Lerner, escritora e investigadora, al igual que Ferreiro, nos dice en su libro Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario: “Lo necesario es hacer de la escuela un ámbito donde lectura y escritura sean prácticas vivas y vitales, donde leer y escribir sean instrumentos poderosos que permiten repensar el mundo y reorganizar el propio pensamiento, donde interpretar y producir textos sean derechos que es legítimo ejercer y responsabilidades que es necesario asumir.” ¿Son los maestros y maestras conscientes del poder de la lectura y la escritura en la vida de un ser humano? Como maestro o maestra, ¿asumimos la adquisición de la escritura como una técnica, o como una herramienta eficaz que permite a estudiantes transformar su relación con el mundo?, ¿cuál es el fin de enseñar a leer y escribir?  Continúa Lerner: “Lo necesario es, en síntesis, preservar el sentido del objeto de enseñanza para el sujeto del aprendizaje, lo necesario es preservar en la escuela el sentido que la lectura y la escritura tienen como prácticas sociales para lograr que los alumnos se apropien de ellas y puedan incorporarse a la comunidad de lectores y escritores, para que lleguen a ser ciudadanos de la cultura escrita.”

Tal como lo expresa Lerner, la lectura y la escritura deben considerarse como un derecho, prácticas vivas y vitales, esto quiere decir, que más allá de redactar una tarea, de entregar un trabajo, más allá de una nota, una guía, un cuestionario, una evaluación, más allá de ser una habilidad o competencia, la lectura y la escritura son prácticas socioculturales, son experiencias sociales que nos conectan con el mundo, con la cultura, con nuestras ideas, pensamientos, emociones, conocimientos.

Cuando escribimos, cuando leemos, ejercemos nuestra ciudadanía, pues el derecho a escribir consiste justamente, en apropiarse de una lengua en la que el que escribe se reconoce como sujeto capaz de actuar: de comunicar, participar y decidir. Sigue Lerner: “Lo necesario es hacer de la escuela una comunidad de lectores que acuden a los textos buscando respuesta para los problemas que necesitan resolver, tratando de encontrar información para comprender mejor algún aspecto del mundo que es objeto; de sus preocupaciones, buscando argumentos para defender una posición con la que están comprometidos o para rebatir a otra que consideran peligrosa o injusta, deseando conocer otros modos de vida, identificarse con otros autores y personajes o diferenciarse de ellos, correr otras aventuras, enterarse de otras historias, descubrir otras formas de utilizar el lenguaje para crear nuevos sentidos.” Desde esta perspectiva, el desarrollo de la lectura y escritura, es la posibilidad abrir caminos donde se cuenten muchas historias, donde cada quién cuente su historia, donde todas las voces cuentan y tienen valor. Es la posibilidad de comunicar y de expresar la subjetividad, la interioridad, de desarrollar la imaginación y la creatividad, de darle cabida al ejercicio de la imaginación, de la fantasía y la libertad a través de la palabra y sus múltiples expresiones. Lectura y escritura como escenarios para defender una idea, compartir un texto, expresar nuestras convicciones, deseos, miedos y también de manifestar algo con lo que no se está de acuerdo.  Lectura y escritura como vías para tomar conciencia sobre quiénes somos, de dónde vivimos, cómo nos sentimos, pero sobre todo lectura y escritura como acciones y procesos dinámicos, profundamente relacionados con nuestro ser social, cultural, con el entorno, con el contexto.

Sin embargo, ¿cómo se logra que la escuela genere y fortalezca escenarios donde estas prácticas se desarrollen de manera consciente y plena? En su conferencia La palabra y la honra la escritora argentina Liliana Bodoc expresó lo siguiente: “Lo primero que debiéramos enseñarle a un niño es a honrar orgullosamente su lengua materna. Y cuando hablo de lengua materna no me refiero tan solo al español, al aimará, al quechua, al guaraní, al portugués… Nuestras lenguas maternas son nuestros linajes lingüísticos, la lengua hogareña, la lengua que se cocinó en las ollas de nuestras casas. Porque no hay una solo español ni un solo guaraní; porque cada casa, cada barrio, cada madre es un dialecto.”  Celebrar la palabra, vivir el lenguaje, compartir la palabra cantada, la palabra leída, la palabra narrada, la palabra escrita, la palabra oral, la palabra en todas sus representaciones, es el deber ser de la escuela. La escuela debe reconocer las múltiples formas y expresiones de la palabra para poder dar real valor a las prácticas de la lectura y la escritura. Acorde a lo que propone tanto Emilia Ferreiro, Delia Lerner como Liliana Bodoc, es necesario reflexionar, debatir, pensar sobre los métodos tradicionales en la concepción y enseñanza de la lectura y la escritura. Actividades que lastimosamente han sido concebidas únicamente en un sentido instrumental y que necesitan ser revaluadas. Quizá uno de los caminos para iniciar un nuevo recorrido por estas prácticas en la escuela, sea desaprender y adoptar una nueva postura, tal vez más humana, dando lugar para que sucedan están acciones en la medida en que damos lugar a cada voz. Devolver al acto pedagógico su labor de acompañar, de escuchar, de generar vínculos, puentes.

Finalmente, decimos con Liliana Bodoc que es urgente desandar el autoritarismo a la hora de pensar el lenguaje en la educación. El lenguaje, es decir, las múltiples y variadas expresiones de la lectura y la escritura, debe ser celebrado. La palabra, que es nuestro camino, debe nutrirse y alimentarse como elemento de libertad, autonomía, conocimiento, sensibilidad y humanismo. Por tanto, insiste Liliana Bodoc y con esto cerramos: “Respetar la voz que el niño trae y enseñarle a que la ame es el primer paso para luego acrecentarla, desplegarla, hacerla lucir. No es mancillando la palabra que lo hizo crecer como vamos a unirlo al caudal del lenguaje. Es, en cambio, celebrando ese puñadito de conceptos que trae en el fondo del bolsillo como podemos otorgarle voz, y que su voz sea un camino.”

 

Bibliografía

Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario. Delia Lerner

La palabra y la honra. Liliana Bodoc

https://www.xpsicopedagogia.com.ar/la-palabra-y-la-honra-por-liliana-bodoc.html

Leer y escribir en un mundo cambiante. Emilia Ferreiro